Tomado de El Telégrafo
Ilustración Carlos Proaño
Las bajas en la circulación y en publicidad y la competencia de medios digitales ponen en jaque al diario en papel.
Por estos días en la redacción del Miami Herald, en medio de las computadoras y las rumas de papel, se levantan altares con ofrendas para santos y deidades --casi todos afrocubanos--. Y no se trata de mero fanatismo, sino del real miedo que tienen los periodistas de quedarse sin trabajo.
Con un mail, el editor David Landsberg les tiró el bombazo: un recorte de 250 empleados, 60 de ellos periodistas.
Esto, que el editor llamó “un paso doloroso pero necesario” y atribuyó “a la drástica reducción en los ingresos’’, es parte de una reestructuración de la compañía matriz, The McClatchy, que anunció el lunes pasado la eliminación de 1.400 empleados de tiempo completo, lo que representa el 10% de su fuerza laboral.
A los despidos en el Herald se suman los de una treintena de periódicos estadounidenses. Solo por citar: The Boston Globe (60 menos), Newsday (120), Los Angeles Times (150), The Baltimore Sun (300), New York Times (100). Y así hasta superar el millar.
La crisis en los periódicos es ya inocultable y está ligada a la caída de anunciantes y de circulación. Y es que para qué comprarlos si hay otras --cada vez más-- opciones para informarse: diarios gratuitos, Internet, celulares. Esta pregunta –que en Ecuador aún no se hace por el incipiente acceso que tiene la población a nuevos medios informativos— ha ocasionado el declive de la circulación de los diarios en papel y es el mayor quebradero de cabeza de la industria en Europa y Estados Unidos.
El panorama no es nada alentador. Según datos publicados por el Bureau of Labor Statistics (centro de Estadísticas Laborales, que opera en EEUU): tan sólo en 2007, se perdieron 16.000 empleos en diarios; y eso que las empresas de medios online han paliado –un poco- el batacazo, generando 9.200 puestos de trabajo en ese año.
“Los grandes diarios no han encontrado soluciones válidas para transformar su modelo de negocios”¿Cuáles son las causas de la crisis? Revisemos los datos de los que saben. Según el informe de la Asociación Mundial de Periódicos (WAN) –mostrado hace un par de semanas, en el Congreso Mundial de Diarios, en Suecia--, la venta de los gratuitos se incrementó en todo el mundo mucho más (3.65%) que la venta de diarios en papel (2.57%) en el último año. Es decir que la torta del mercado de diarios mutó, y que los gratuitos se están llevando –solo en Europa- el 23% de la circulación total.
He allí una de las claves, a las que se refirió Timothy Balding, miembro de la WAN, en el Congreso. Él dijo que, a pesar de que la circulación ha subido o ha sido estable en las tres cuartas partes de los países del mundo en los últimos cinco años (India, por ejemplo, ha resultado todo un fenómeno de venta de diarios), “hay países donde la circulación está declinando notablemente como EE.UU. y algunos del oeste de Europa”.
Este efecto tiene una causa de fondo, y se la dice a El Telégrafo Gabriel Sama, periodista y consultor de medios mexicano, que vive en San Antonio, Texas, donde en 2004 lanzó una cadena de diarios, llamada Rumbo.
“La realidad es que esta crisis en EE.UU. tiene ya 10 años y son 10 años en que las grandes empresas de diarios no han encontrado soluciones válidas para transformar su modelo de negocios. No han sabido diversificar las fuentes de ingresos ante una serie de retos como el que cada vez haya más opciones para la gente de recibir información”.
La industria de diarios es un negocio, dice Sama, quien trabajó en la remodelación de tres diarios en Asia. Y estos diarios, como el Herald, que están en crisis han estado acostumbrados a márgenes de ganancia altísimos, de más del 20%. Para darnos una idea: Wallmart, una de las empresas más grandes del mundo tiene márgenes de menos del 5%. Entonces, “cuando estos márgenes de ganancia se fueron al suelo junto con los ingresos publicitarios, todo el mundo echó el grito al cielo”; y empezaron a echar a los empleados que ganaban mejor.
Pero ¿hacia dónde está apuntando la industria para “salvarse”? Una de las soluciones más aceptadas, contesta, es enfocarse casi al 100% en cubrir una única comunidad y hacer un “periodismo hiperlocal” que suele garantizar la cero competencia, y otra es ver la llegada de los medios digitales como una oportunidad y no como una tragedia. Aquí, una opción interesante es transmitir información a través de celulares. Esto, que muy pocas empresas de periódicos hacen en EE.UU., es un gran reto allá y lo será, tarde o temprano, acá.
Sin embargo, él no cree que esta crisis repercuta en América Latina, donde las empresas son “de familia y durante mucho tiempo han tolerado distintos márgenes de ingreso”. Pero sí puede haber una crisis y la principal causa que la desataría es que los diarios no crecen desde hace muchísimos años, advierte.
Pone de ejemplo a México. Allí se atribuye el problema a que “la gente no lee”, pero lo que pasa es que “son diarios de élites, hechos, diseñados y consumidos por élites”, y donde los diarios populares no tienen prestigio y los anunciantes les huyen. ¿Algún parecido con nuestra realidad?
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